Es muy difícil encontrar una
persona que viendo o jugando un partido de fútbol, no se haya incomodado, estado
en desacuerdo o incluso enojado por la sanción injusta o poco clara de una
falta a la ley 11, fuera de lugar o fuera de juego (“off side” en inglés). En muchos
de los casos el reclamo es justificado y en muchos otros es el árbitro quien
tiene la razón, pero ¿por qué se dan tantas diferencias al tomar esta decisión
en el fútbol?, la respuesta puede ser muy extensa si se toma en cuenta todos
los requisitos que encierra esta regla del fútbol, pero para mi es más simple y
corta, simplemente, no hay un ser humano capaz de sancionar el 100% de fuera de
lugar de manera correcta en un partido de fútbol. Veamos por qué:
En primer lugar, para sancionar
el fuera de lugar, el árbitro debe ver en que momento sale el balón del pie o
parte del cuerpo con la que el jugador haga el pase y al mismo tiempo debe
visualizar la posición del jugador receptor para determinar si todas las partes
de su cuerpo habilitadas para jugar la pelota (Los brazos y manos no se
consideran para sanción de esta falta), estén debidamente ubicadas con respecto
al penúltimo jugador del equipo contrario. ¿Cómo un simple ser humano mortal puede
tener la velocidad y precisión visual para realizar esta tarea?.
En segundo lugar, el juez de
línea no está exclusivamente dedicado a sancionar esta jugada y debe estar en
constante movimiento, recorriendo una distancia aproximada de cien metros,
tratando de estar siempre ubicado en “línea recta” con relación al penúltimo jugador
o los dos últimos jugadores del equipo que defiende la portería que pertenece a
su lado del campo.
En tercer lugar, se debe estar
atento a las excepciones que presenta la regla del fuera de lugar, como el
saque de meta, el saque de banda y si el jugador parte desde su propio terreno
de juego así no tenga jugadores adversarios entre el y la línea de gol.
En cuarto lugar, el juez de línea
o el juez central quien está en capacidad de anular la sanción realizada por su
asistente, deben tener en cuenta y definir la intencionalidad del jugador que
se encuentra en fuera de lugar para sancionar la falta, según la interferencia
en el juego, interferencia con a un jugador adversario o ventaja que este gana
al estar en posición adelantada.
En sexto lugar, el juez debe
estar atento a la salida del pase, pero también de quien lo realiza, si por
equivocación es un jugador del equipo contrario quien realiza el pase a su
adversario, no se sanciona fuera de juego, así la posición del jugador que
recibe el balón cumpla con las condiciones para sancionar la falta. Hago
énfasis en que debe ser un pase no un rebote casual.
En séptimo lugar, los rebotes en
los postes o arco, también se deben tener en cuenta, para el fuera de juego si
el jugador que recibe dicho rebote, se encuentra por delante del penúltimo
jugador del equipo adversario.
En fin, todas las consideraciones
anteriores, sumadas a las infinitas condiciones ambientales, acciones del
juego, incidencia del público, obstáculos visuales, comunicación con el juez
central, comunicación y distracción de los jugadores (consciente o inconscientemente),
ente otros aspectos, hacen que la labor de un juez de línea al momento de
sancionar acertadamente un fuera de lugar, requiera de habilidades super-humanas,
como la velocidad de Flash o la visión de Superman y es injusto que sobre ellos
recaiga la responsabilidad de sanciones que pueden definir un partido con múltiples
y millonarios intereses.
No hay comentarios:
Publicar un comentario